Los colombianos deberán elegir Iván Duque, de derecha, y al exguerrillero Gustavo Petro, de Izquierda |
Por primera vez, Colombia deberá elegir
presidente en un balotaje de derecha contra izquierda.
A tres semanas de la crucial
definición, estos serán los factores que entrarán en juego tras las votaciones
del domingo que dejaron como finalistas al derechista Iván Duque (39,1%) y al
ex guerrillero Gustavo Petro (25%).
1. El poder de Uribe
El ex presidente Álvaro Uribe (2002-10)
volvió a demostrar su poder y popularidad en el país que ayudó a pacificar con
mano dura, pese a investigaciones preliminares que enfrenta por corrupción,
interceptación ilegal de comunicaciones, vínculos con paramilitares o
manipulación de testigos.
Su pupilo, un ex senador de 41 años sin
mayor recorrido público, logró una importante ventaja frente a Petro, pero
pocos cuestionan que se trató de un nueva victoria de Uribe.
El resultado “muestra la vigencia que
aún tiene el uribismo”, dijo Andrés Macías, de la Universidad Externado.
Uribe, el senador más votado en las dos
últimas legislativas, consiguió estar nuevamente en el centro del debate
presidencial.
Gustavo Petro e Iván Duque, los preferidos entre el electorado colombiano |
En 2010 apoyó al electo Juan Manuel
Santos pero luego pasó a ser su mayor adversario por cuenta de su política de
paz. Cuatro años más tarde, ganó la primera vuelta con Óscar Iván Zuluaga pero
cayó en el balotaje contra Santos.
Ahora está a días de que su hijo
político retome el poder para la derecha conservadora opuesta al pacto de paz
con las FARC.
2. Reto después del hito
Petro logró meter a la izquierda en una
pelea que históricamente ha sido entre derechas.
De 58 años, el ex guerrillero del
disuelto M-19, consiguió 4,8 millones de votos (25%). Hasta el domingo la mayor
votación de un izquierdista había sido la del fallecido Carlos Gaviria en 2006
(2,6 millones). Entonces Uribe barrió en primera vuelta.
Pero “en el último tramo de la campaña
hubo fuerzas que le apostaron a (el ex gobernador de centro Sergio) Fajardo
para desdibujar la candidatura de Petro, y si se mantiene esa postura
anti-Petro, la izquierda no tiene nada que hacer”, afirmó Medófilo Medina, de
la Universidad Nacional.
Petro pudo sobresalir en esta contienda
tras el pacto con la ex guerrilla FARC, cuya fallida y violenta lucha
desacreditó por décadas a la izquierda.
El ex mandatario ganó en regiones de
mayoría negra e indígena.
Sin embargo, Petro arrastra una imagen
negativa por sus simpatías del pasado con el chavismo, impopular en Colombia,
aunque se haya desmarcado del gobierno de Nicolás Maduro.
“Hay gente que le tiene un odio muy
real. Petro tiene el 44% de opinión negativa, mientras que Duque sólo tiene 28%
de imagen desfavorable”, según Nicolás Liendo, de la Universidad Sergio
Arboleda.
3. Subasta de alianzas
De cara al 17 de junio, las alianzas
tomarán el protagonismo.
Duque se impuso con su fórmula
vicepresidencial, la ex ministra conservadora Marta Lucía Ramírez, y gracias al
apoyo de partidos evangélicos y un sector ultraconservador.
Así quedó el mapa durante la primera ronda en Colombia |
Duque abrió la coalición para la
llegada de Germán Vargas Lleras, ex vicepresidente de Santos y cuarto con 7,2%
de los votos. Su partido Cambio Radical quedó como la segunda fuerza
parlamentaria tras las legislativas de marzo.
El miedo que suscita Petro atraerá
hacia la candidatura uribista a sectores conservadores y liberales, mientras el
ex guerrillero espera quedarse con el dividido centro.
Ni Fajardo (tercero con 23,7%) ni el ex
negociador de paz Humberto de la Calle (2,6%) han asegurado su apoyo al ex guerrillero.
Antes de la primera vuelta, ambos despreciaron unirse a él.
“La alianza que va a buscar Duque muy
rápidamente va a ser la de Vargas Lleras, mientras que Fajardo y De la Calle
van a estar difíciles de agrupar”, sostiene Sebastián Bitar, de la Universidad
de Los Andes.
Petro podría igualmente convocar a los
abstencionistas, que se redujeron del 59% al 46% frente a la primera vuelta
presidencial de 2014.
“Habrá que ver si es posible aún mover
ese voto de abstención” hacia Petro, subraya Medina.
4. El factor paz
La implementación de la paz con las
FARC se mantiene en vilo. Y no solo por las denuncias de los ex guerrilleros
sobre incumplimientos estatales, sino por la intención en firme de Duque de
modificar lo firmado en 2016.
Su promesa recoge el descontento que
quedó luego del plebiscito de ese año, cuando el No en cabeza de Uribe venció
por mínimo margen en la consulta popular sobre el pacto.
Santos introdujo cambios y sacó
igualmente adelante los compromisos que permitieron el desarme de unos 7.000
combatientes y evitaron unas 3.000 muertes al año.
Duque busca que los rebeldes implicados
en delitos atroces paguen un mínimo de cárcel y queden inhabilitados
políticamente. Lo que “propone modificar (es) una base sustancial del acuerdo
de paz”, subraya Liendo.
Para ello, el Congreso será
fundamental. Allí, con los votos derechistas, Duque tendría prácticamente
asegurado el respaldo.
El parlamento aún debe reglamentar el
sistema que juzgará a guerrilleros y militares responsables de delitos
cometidos durante el conflicto, e impulsar reformas rurales, consideradas el
corazón del acuerdo.
Duque también ha advertido que
condicionará los diálogos con el ELN -última guerrilla del país-, que se
desarrollan en Cuba.
Petro, en tanto, ha dicho que honrará
los compromisos que garantizan que los ex guerrilleros que reparen a las
víctimas reciban penas alternativas de prisión y puedan llegar al Congreso
Agencias
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