Entre 30.000 y 40.0000 venezolanos ingresan a diario a Colombia, informó al gobernador de Norte Santander, William Villamizar |
Hasta hace dos años el símbolo de la migración
venezolana solía ser el mosaico de Carlos Cruz – Diez del Aeropuerto
Internacional Simón Bolívar. La gente se tomaba fotos con su familia frente a
la obra cinética y esta era difundida en las redes sociales como un último
recuerdo en el país.
Pero la crisis ha evolucionado. Cada
vez existen menos vuelos al exterior y comprar un pasaje es prácticamente
imposible para una persona que gana sueldo mínimo. Por eso ahora el nuevo
símbolo de la diáspora es un puente.
Encima de los 315 metros del Puente
Internacional Simón Bolívar pasan a diario entre 30.000 y 40.000 venezolanos,
de acuerdo con cifras de William Villamizar, gobernador de Norte de Santander;
miles de rostros de personas que cruzan a Colombia con la esperanza de
asentarse allí o continuar hacia Chile, Ecuador, Perú o Argentina. Otros buscan
alimentos, medicamentos o atención sanitaria.
A lo largo de la mitad del puente
que pertenece a Venezuela hay funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana
(GNB) que permanecen atentos a los transeúntes, como si persiguieran u
olfatearan alguna razón para detenerlos y despojarlos de sus pertenencias.
Las autoridades que custodian la
frontera permiten el ingreso de peatones a partir de las 6:00 am. Desde antes
de que salga el sol cientos de venezolanos esperan en las calles de San Antonio
del Táchira para iniciar su jornada diaria en Cúcuta.
Yurbelys Paredes, una venezolana que
emigró a Colombia junto a sus cinco hijos y su esposo por las dificultades que
vivía en Venezuela, indicó que antes de abandonar el país su familia solo se
alimentaba con yuca y los productos de los Comités Locales de Abastecimiento y
Producción (CLAP).
Puente Internacional Simón Bolívar en los años 50 |
“En un momento ya no había efectivo
para mandar a las niñas a la escuela. Entonces decidimos venirnos para acá
porque también estaban bajando de peso”, dijo a El Nacional Web.
El 1º de junio un grupo de diputados
venezolanos pasó por el puente para asistir al Primer Encuentro Latinoamericano
de Legisladores. Mientras caminaban en medio de la vía, los ciudadanos que
ingresaban a Cúcuta les aplaudieron y ellos les respondieron: “¡No están
solos!”.
De repente apareció con un niño
sobre sus hombros un llanero, proveniente del estado Guárico, que les dedicó
una copla: “Yo soy un pobre campesino que solo quiere trabajar, buscando que en
Venezuela esto tiene que cambiar”. Los legisladores le expresaron vítores y le
dijeron: “Esto va a cambiar”.
Algunos venezolanos han tenido
problemas con su documentación en Colombia. Emilennis Arreaza, que tiene a su
esposo preso en Cúcuta, denunció que los ciudadanos que no poseen pasaporte con
el sello de salida de Venezuela y el de entrada a Colombia no les permitirán
visitar a sus familiares detenidos.
Con información de El Nacional
Reportaje completo aquí:
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