A la Quinta Santa Lucía le retiran el techo como parte de su recuperación integral. El frontis sometido a la etapa de frisado |
Con un monto de inversión de tres millones 85 mil bolívares, la Alcaldía de Palavecino ejecuta el rescate de la Quinta Santa Lucía propiedad del célebre ensayista curarigueño Rafael Domingo Silva Uzcátegui, edificación decretada Patrimonio Histórico y Cultural de la nación el 20 de febrero de 2005.
No obstante, el decreto poco valió para que tanto el
Gobierno nacional como el local, emprendieran medidas necesarias para su
rescate y posterior protección.
Desde el año 2014, el Gobierno de José Barreras,
decidió ejecutar la rehabilitación de varios inmueble considerados Bien de
Interés Cultural, destacando la casona de Silva Uzcátegui, la cual entró en una
nueva fase de rehabilitación.
El cronista de Agua Viva, José Luis Sotillo, esbozó
que el inmueble entró en otra fase de restauración con restitución del techo
del segundo piso, instalaciones eléctricas, friso, obra que se ha ejecutado en
un 90 por ciento.
El techo no era el original de la vivienda, sino uno
colocado en la década de los años 80.
Destacó que se espera que en los próximos meses se
realice el desembolso de los recursos asignados para el 2015, lo que le daría
continuidad a la reconstrucción.
Aspecto de la quinta Santa Lucía luego de su restauración |
Complejo con nombre propio
Sotillo enfatizó que una de las sugerencias ofrecidas
al alcalde Barreras, es que el complejo cultural lleve por nombre Rafael
Domingo Silva Uzcátegui, como homenaje al prominente escritor larense, quien
además ordenó la construcción de la vivienda entre 1912 y 1916.
Es de recordar que este historiador de dilatada pluma,
escribió numerosas obras de importancia para la historiografía regional, entre
ellas: Enciclopedia Larense con varios tomos, referencia obligada para
cualquier investigador.
Curiosidades de la casona
Entre los aspectos curiosos de la casona, se cuenta
que en uno de sus salones funcionó la Escuela de Agua Viva en los años 50.
Asimismo, en febrero de 1953, con motivo de la visita
a “la Agua Viva” del nuncio apostólico cardenal Crisanto Luque Sánchez,
arzobispo de Bogotá y primer cardenal de la historia colombiana, este prelado
visitó la casona para saludar Silva Uzcátegui, quien estuvo acompañado por
monseñor José Rafael Fiol, deán de la Catedral de Barquisimeto.
Luis Alberto Perozo Padua
@LuisPerozoPadua
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