domingo, 1 de mayo de 2016

Agoniza el Parque Nacional Yacambú

Los vestigios de la indiferencia oficial en Yacambú
Las infraestructuras construidas para 
albergar a los turistas están desvalijadas

Tristemente solo quedan los despojos de lo que una vez fue la histórica casona de los guardaparques en el Parque Nacional Yacambú, lo que da cuenta del estado de indefensión de este mágico sitio creado en 1962 y que una vez fue referencia turística de Centroccidente y de Venezuela.


Con los últimos vestigios de la casona de los guardianes del gran bosque, también agoniza la fauna y la flora, con evidente extracción furtiva sin ningún remedio.

Hasta los balnearios de Yacambú se encuentran en el más deplorable olvido, con trazos de lo que en algún tiempo fueran sus equipamientos: los techos, bancos, cestos de basura, luminarias y cuanto ostentaron, fue saqueado.

La carretera que atraviesa el parque 
nacional está desbastada
Solo queda la ruina inmisericorde de la indiferencia oficial y la inconciencia humana.

En los moribundos pozos del frío riachuelo, solo se observan desechos sólidos: botellas y latas de bebidas alcohólicas; así como pañales usados y bolsas con papel.

Vialidad destruida
Desde la población de Sanare en el municipio Andrés Eloy Blanco, hasta las estribaciones de la cuenca del río Yacambú, la carretera se encuentra en deplorables condiciones.

Hay secciones enteras derruidas por la ausencia de mantenimiento, en donde se hace difícil y hasta peligroso el tránsito vehicular, aunado a la inexistencia de la demarcación vial.

Los pasos de río o bateas desaparecieron, dando paso al barro, cárcavas y las deformaciones en la vía.

Pese a la extracción furtiva, 
en Yacambú sobrevive la fauna
Moradores de la zona, afirman que a partir de las cinco de la tarde, es una aventura “muy peligrosa” transitar desde Sanare hasta las poblaciones que colindan con el parque, tanto por la oscurana como por la inseguridad.

Confirman que el turismo ha desaparecido en Yacambú, por las incursiones de bandas que se desplazan en moto sin ninguna restricción, toda vez “no hay patrullaje y los guardaparques ni se ven en la zona”.

Pero pese a la desgracia que apesadumbra al Parque Nacional Yacambú, su colorido esplendor, su diversidad y agradable clima, se niegan a sucumbir.

Texto y fotos:
Luis Alberto Perozo Padua

@LuisPerozoPadua

De la casona de los guardaparques de Yacambú solo se aprecia ruina

Secciones enteras de la vialidad han sucumbido en Yacambú

Los balnearios del Parque Nacional Yacambú se niegan a sucumbir

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