Los
vestigios de la indiferencia oficial en Yacambú
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Las
infraestructuras construidas para
albergar a los turistas están desvalijadas
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Tristemente solo quedan los despojos de lo que una vez fue la histórica casona de los guardaparques en el Parque Nacional Yacambú, lo que da cuenta del estado de indefensión de este mágico sitio creado en 1962 y que una vez fue referencia turística de Centroccidente y de Venezuela.
Con los últimos
vestigios de la casona de los guardianes del gran bosque, también agoniza la
fauna y la flora, con evidente extracción furtiva sin ningún remedio.
Hasta los balnearios
de Yacambú se encuentran en el más deplorable olvido, con trazos de lo que en
algún tiempo fueran sus equipamientos: los techos, bancos, cestos de basura, luminarias
y cuanto ostentaron, fue saqueado.
La
carretera que atraviesa el parque
nacional está desbastada
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Solo queda la ruina inmisericorde
de la indiferencia oficial y la inconciencia humana.
En los moribundos
pozos del frío riachuelo, solo se observan desechos sólidos: botellas y latas
de bebidas alcohólicas; así como pañales usados y bolsas con papel.
Vialidad
destruida
Desde la población de
Sanare en el municipio Andrés Eloy Blanco, hasta las estribaciones de la cuenca
del río Yacambú, la carretera se encuentra en deplorables condiciones.
Hay secciones enteras
derruidas por la ausencia de mantenimiento, en donde se hace difícil y hasta peligroso
el tránsito vehicular, aunado a la inexistencia de la demarcación vial.
Los pasos de río o
bateas desaparecieron, dando paso al barro, cárcavas y las deformaciones en la
vía.
Pese
a la extracción furtiva,
en Yacambú sobrevive la fauna
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Moradores de la zona,
afirman que a partir de las cinco de la tarde, es una aventura “muy peligrosa”
transitar desde Sanare hasta las poblaciones que colindan con el parque, tanto
por la oscurana como por la inseguridad.
Confirman que el
turismo ha desaparecido en Yacambú, por las incursiones de bandas que se
desplazan en moto sin ninguna restricción, toda vez “no hay patrullaje y los
guardaparques ni se ven en la zona”.
Pero pese a la desgracia
que apesadumbra al Parque Nacional Yacambú, su colorido esplendor, su diversidad
y agradable clima, se niegan a sucumbir.
Texto y fotos:
Luis Alberto Perozo
Padua
@LuisPerozoPadua
De la casona de los guardaparques de Yacambú solo se aprecia ruina |
Secciones enteras de la vialidad han sucumbido en Yacambú |
Los balnearios del Parque Nacional Yacambú se niegan a sucumbir |
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