martes, 10 de mayo de 2016

Desapareció el patrullaje en Palavecino

En la Comisaría policial de Almarriera, hay un cementerio de patrullas que se deterioran bajo el sol y la lluvia
De recuperarse estas radiopatrullas, sin duda, descendería 
los alarmantes índices de inseguridad en Palavecino

Ver una radiopatrulla circulando en una comunidad del municipio Palavecino, es motivo de asombro o de alarma. Inmediatamente la gente comentará: “Qué sucederá o a quién estarán buscando”.

Y es que la presencia policial en Palavecino se ha circunscrito a “permanentes” alcabalas en el mismo sitio, sin rotación o plan para reducir los “intolerantes” índices de inseguridad.

Tal es el caso de la invariable alcabala frente o diagonal al Centro Comercial Trigalpa, en urbanización El Trigal de la parroquia José Gregorio Bastidas, la cual se instala a las siete de la mañana hasta casi mediodía y se reinstala a las cuatro de la tarde hasta las ocho de la noche.

Otra alcabala perenne es la de urbanización Valle Hondo, diagonal al templo parroquial, “debajo de un arbolito, en donde los funcionarios, aparte de “masticar chimó” detienen a todos los camiones cavas.

Eso para solo mencionar las dos alcabalas de la avenida El Placer, que son inalterables, y que a juicio de vecinos de la zona, “solo se colocan allí para ofrecer una sensación de seguridad, pues los robos a casas y carros, asaltos a mano armada y otras fechorías, se dan a escasas cuadras”.

Sin vehículos

En el CCP Palavecino, descansa otro cementerio de patrullas
Eladio Rangel, un vecino de urbanización Las Mercedes, contó que tanto a él como a su esposa y dos hijas, los asaltaron entrando a la residencia: “Nos amarraron dentro de una de las habitaciones, a mí me golpearon y me preguntaron si tenía prendas de valor, dinero en efectivo y dólares. Cargaron con computadoras, algunos enseres y electrodomésticos y se llevaron mi carro”.

Mientras eso sucedía, había una alcabala frente a la panadería San Benito, a menos de media cuadra del lugar del suceso.

La denuncia fue formulada casi de inmediato en el citado punto de control, más la respuesta fue: “señor no tenemos patrulla. Espere a que nos comuniquemos vía teléfono celular con la radiopatrulla o llame usted mismo”.

Cementerio de patrullas

Para los vecinos de Almarriera, Los Rastrojos, El Recreo y El Trigal, para solo mencionar algunos urbanismos, es alarmante observar el cementerio de radiopatrullas que descansan en el patio trasero de la Comandancia de Policía de Almarriera.

Allí hay por lo menos una docena de vehículos, a pleno sol y lluvia, desincorporados por diversos repuestos, caja, motor, batería, cauchos, arranque, alternador y hay uno que solo le falta frenos. Todos recuperables.

Freddy Márquez, dirigente vecinal de la localidad, explica que los consejos comunales han propuesto una serie de colectas para el arreglo de estos vehículos. Han acudido a la Gobernación de Lara y a la Alcaldía con la propuesta, pero el papel se ha quedado en una gaveta.

Si estos vehículos fueran recuperados y se incorporarían a las ocho o diez patrullas existentes en el municipio Palavecino, con una planificación, los robos y asaltos se atenuarían drásticamente.


Tampoco es menos cierto que la situación país, la carencia de repuestos, el control cambiario y la ausencia de voluntad política, han contribuido a que proliferen y crezcan los cementerios de patrullas y vehículos oficiales destinados a la seguridad colectiva. 

Texto y fotos:
Luis Alberto Perozo Padua
La ausencia de repuestos y la falta de voluntad política, han contribuido con este espeluznante cementerio de patrullas


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