domingo, 7 de enero de 2018

El rumor de la distancia

El doctor Rafael Morocho Rodríguez Parra, era aparte de político, abogado, literato, poeta, ejemplar esposo pero sobre todo un amigo incondicional. En la gráfica captada por mi lente en 2014, aparece declarando sobre el destino del Patrimonio Histórico del municipio Palavecino del estado Lara

Ante el rumor de la distancia, esa mañana no quería despedirme. No hay algo más amargo para mí que el adiós y por cosas del destino, últimamente no he podido evadir este sinsabor

Con "El Morocho" Rodríguez Parra, desde que nos conocimos -hace unas dos décadas-, surgió una conexión a través de las crónicas cabudareñas en donde su estirpe ha estado presente.
Luego, esta conexión se hizo más patente por medio del intercambio de libros. Desde allí supe que esa blindada amistad sería perpetua.

Durante las lides políticas, más de una vez el Morocho me tomaba por el brazo y exigía prudencia y paciencia, agregando su frase predilecta: "La paciencia y la tolerancia son virtudes de sabios que no todos poseen, pero usted sí".

Ciertamente se equivocaba conmigo pero era un aliciente para calmar mi efervescencia.

Empedernido demócrata

Era admirable ver su tacto en la política y su retórica frente a la más cruda adversidad. Era un demócrata sinigual, de esos que arriesgan todo por preservar la unidad, el sistema político más perfecto sobre el globo terráqueo. Eso era el Morcho y de eso estaba hecho.

Junto al Morocho aprendí el valor de la amistad. Lamentablemente
en una hora menguada para Venezuela
Creo sin temor a equívoco, que uno de los momentos más felices fue cuando me instó a ser su ayudante en víspera de su ascenso a la presidencia del Concejo Municipal de Palavecino. Me reusé para seguir en los avatares periodísticos.

Las tardes de charlas en los jardines de su histórica casona de Los Rastrojos, en donde una vez acampó El Libertador Simón Bolívar, cuando se dirigía a Barquisimeto, duraban horas, y cualquier interrupción para mí era sepulcral, dado lo rico de sus alocuciones y consejos.

Yo debía ser el consejero en materia comunicacional y siempre terminaba siendo el asesorado en literatura, historia local, derecho, filosofía y hasta como confrontar las situaciones en el matrimonio.

La mayoría de sus artículos periodísticos pasaron por mis manos antes de ser publicados por EL IMPULSO, con la excusa persuasiva de "darle sintaxis y corrección gramatical".
Estoy convencido que fue siempre un mensaje que ahora, luego de su partida, tiene muchas interpretaciones.

Cuando pronuncié mi discurso de orden el 27 de enero de 2014, Día de Cabudare, frente al portal de la Capilla Santa Bárbara, me abstuve de mirar al Morocho, porque su rostro de satisfacción me producía un vacío enorme en la boca del estómago y en las pocas oportunidades que lo hice, fue evidente la fractura en mi voz.

Un hasta luego

La última vez que lo vi es un recuerdo imborrable: Le entregué un inventario del Archivo Municipal de Palavecino, le di las llaves de la sede de este ente y lo miré fijamente sin poder decirle adiós.

Me abrazó y me dijo: "Hijo a usted le irá muy bien. Váyase con mente positiva porque usted brilla con luz propia. Dios me lo bendiga".

No pude pronunciar una palabra. Un sentimiento extraño me embargó, y sentí la contracción del corazón. La voz se me bloqueó. Me embargó una sensación desoladora.

Sin decir una sola frase, me di la vuelta y salí de su despacho pero antes de cruzar el umbral de la puerta de la recepción, me volví. Y allí estaba, de pie, firme, mirándome con expresión de complacido.

Medio sonriente aprovechó mi parada, y me increpó: "Valor y pa' lante". Esa fue la última vez que lo vi. Fue a principios de agosto de 2016.

Durante el largo viaje a mi exilio, confieso que pensé en muchas cosas, pero en mi memoria retumbaban los póstumos momentos de nuestro último encuentro.

Y muy a pesar del rumor de la distancia, sé que sus palabras me acompañarán siempre y para siempre.

Un abrazo en la distancia buen amigo. En donde quiera que te encuentres Morocho

Mi gratitud.

Siempre de ud,


LAPP

En Gaithersburg, enero 7 de 2017

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